• Enero 20 2017

    Rescatan exitosamente el experimento GRIPS

    Estación del Polo Sur, Antártida.- Alrededor de las 21:30 utc del día 30 de enero de 2016, un extraño artefacto que descendía en un paracaídas blanco y naranja, alteró el paisaje ventoso y desolado de las montañas de Pensacola, en la Antártida. El dispositivo, semejante a un balancín gigante, impactó contra el hielo, aplastando parte de su estructura.

    Unos pocos días después, un pequeño equipo científico llegó a la escena en un avión y trabajo durante algunos minutos sobre el aparato caído para recuperar su preciada carga: un conjunto de unidades de datos que contenían la información obtenida durante los 11 días y 19 horas que permaneció en vuelo sobre el continente blanco colgando de Un gigantesco globo estratosférico.

    El instrumento en cuestión se denomina GRIPS (Gamma-Ray Imager/Polarimeter for Solar flares) y es un "telescopio" desarrollado por la Universidad de California, Berkeley junto con el centro Goddard de la NASA; el laboratorio nacional Lawrence Berkeley; la Universidad de California, Santa Cruz y la Universidad de Nagoya, de Japón.

    El objeto de estudio particular de GRIPS durante el vuelo fue observar de cerca el sol tratando de observar una llamarada solar. El objetivo científico final de todo el programa es arrojar más luz sobre cómo estas erupciones de nuestro astro rey aceleran las partículas cargadas hasta casi la velocidad de la luz tanto en nuestro propio sol como en los objetos astrofísicos en todo el cosmos.

    El instrumento fue lanzado el 19 de enero de 2016 desde el aeropuerto Williams Field cerca de la estación de McMurdo en la Antártida por un equipo de la Columbia Scientific Balloon Facility (CSBF). La campaña, que contaba con lanzar dos balones a principios de Diciembre de 2015, se desarrolló en uno de los climas mas adversos que se recuerde en la historia de las operaciones antáarticas con globos de la NASA, no tanto por lo extremo del clima sino porque no se daban las condiciones de ausencia de viento y visibilidad necesarias para los lanzamientos. Finalmente, la agencia consiguió lanzar uno solo de los experimentos, y a resultas de la tardía fecha de desarrollo de la misión fue necesario abandonarlo en el sitio de aterrizaje durante un año completo.

    Aunque la misión fue exitosamente cumplimentada cuando los discos conteniendo los datos fueron recuperados después del vuelo, lo que quedó en la estepa antártica, de ninguna manera eran simples "residuos". Por el contrario, varios elementos eran únicos, siendo muy costosos de reemplazar, representando años de trabajo de desarrollo. Así, casi un año después, y mientras se realizaba otra campaña de lanzamiento de globos en McMurdo (esta vez con excelentes resultados), Hazel Bein y Nicole Duncan, dos científicas que forman parte del equipo que participó del lanzamiento de GRIPS, regresaron al continente blanco para recuperar "su bebé" de un año de nieve, hielo y desolación.

    Llegaron a McMurdo a finales de noviembre y después del curso obligatorio de supervivencia conocido como "Deep Field Shakedown" (realizando prácticas de acampe en el frío, probando equipos de emergencia y técnicas de supervivencia) el dúo preparó el equipo necesario para la operación, y lo enviaron a la estación Amundsen-Scott del polo sur, que serviría como base de operaciones para la misión de recuperación.

    El 5 de Diciembre llegaron al polo sur y después de un poco más de entrenamiento de seguridad en el terreno, mientras esperaban la llegada del avión Twin Otter que sería su transporte al sitio de aterrizaje, se reunieron con el equipo de expertos en montañismo que las guiaría y asistiría en el terreno. Después de la llegada del avión, cuando todo parecía estar listo para el primer vuelo de reconocimiento, el tiempo se deterioró lo suficiente como para detener la expedición. Día tras día, el clima se negaba a permitir que el avión volara, y como resultado pasaron casi 15 días sin poder salir de Amundsen-Scott. Llegó el nuevo año, y finalmente el 2 de enero el tiempo mejoró y el Twin Otter partió hacia el lugar de aterrizaje.

    Si juzgamos la imagen de mas arriba a la izquierda, sin dudas lo que encontraron resultaba bastante desalentador, sin embargo, luego de una inspección mas detallada, concluyeron el impacto y el largo año en un clima extremo afectaron -como era de esperarse- los elementos "blandos" de la estructura como los paneles solares, pero Las partes principales del instrumento no habian sufrido daños de consideración. Así, durante ese primer viaje el equipo extrajo el crióstato -el "corazón" del instrumento- que fue trasladado de inmediato a la estación del polo sur.

    Cuatro días más tarde, el equipo regresó a la zona en un segundo viaje de recuperación. Esta vez, la operación fue muy "táctica" y en apenas 90 minutos de actividad recuperaron varios elementos vitales del instrumento así como tambien SOLAR-T uno de los experimentos complementarios que se instalaron en la parte externa de la gondola de GRIPS y que se beneficiaron del periplo antartico.

    Un tercer y último vuelo tuvo lugar unos días más tarde, y esta vez, gracias al buen tiempo, el equipo recuperó las partes electrónicas restantes de GRIPS. Después de una parada de reabastecimiento a medio camino, el 8 de enero, completarían la operación. Todos los elementos recogidos del lugar de aterrizaje fueron transportados días después desde el Polo Sur en un avión LC-130 de regreso a la estación McMurdo. Una vez allí, fueron cuidadosamente embalados y cargados en un contenedor marítimo para ser enviados de vuelta a los Estados Unidos en el buque de reabastecimiento de la estación.

    Muy lejos de allí, en el sitio de aterrizaje, donde comenzaba nuevamente a acumularse la nieve, sólo quedaban los "huesos" del instrumento, compuestos principalmente por la estructura de la góndola y otros ítems cuya recuperación no era necesaria. De ahora en mas serán un mudo testimonio, un mojón en el hielo antártico del afan del hombre por descubrir los secretos del universo, utilizando para ello la mas avanzada tecnología de la mano del más primitivo medio aéreo de la humanidad.

    Nota: Quiero agradecer desde estas lineas a Hazel Bain por la información que hizo posible contar esta pequeña historia. Ella compartió a traves de su cuenta de Twitter, (@hazbain) y también en la cuenta del proyecto (@GRIPSballoon) su particular aventura con el mundo, allí donde pudiera encontrar una conexión a Internet, algo que en algunas circunstancias en la Antártida, es todo un lujo... Finalmente, si usted querido lector, encuentra este relato un poquito épico o sentimentaloide, no me culpe a mi, sino a Hans Zimmer, el genio musical detrás de la banda sonora de la película INTERSTELLAR, que me acompaño durante las horas en que escribí esto.

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